Ante la proximidad del inicio de la época de siembra de maíz, Amigos de la Tierra, Confederación de Consumidores y Usuarios (CECU), Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), Ecologistas en Acción, Greenpeace y Plataforma Rural exigen que España apele al principio de precaución siguiendo los pasos de otros países como Francia y que prohíba el cultivo de maíz transgénico MON810, al amparo del artículo 34 del Reglamento 1829/2003 CE.
El Ministro de Agricultura francés, Bruno Le Maire, acaba de establecer una nueva moratoria para la siembra de maíz transgénico MON810 como medida preventiva de protección a la salud y al medio ambiente, a la espera de una respuesta por parte de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés) ante las evidencias científicas remitidas por el Gobierno francés.
En la actual moratoria francesa se esgrimen razones de peso para prohibir el cultivo de este maíz (1). Entre ellas cabe destacar que el maíz MON810 fue autorizado en 1998 bajo la Directiva 90/220 CE dónde los requisitos para la evaluación de riesgos eran mucho menores que los establecidos por la Directiva 18/2001 CE, que la ha derogado y sustituído, por lo que su seguridad en todos los ámbitos está puesta en cuestión.
Con Francia son ya siete los países europeos que han prohibido el cultivo del maíz transgénico MON810. Los otros países son: Alemania, Austria, Hungria, Grecia, Luxemburgo y Bulgaria.
Por otro lado, estudios recientes llevados a cabo durante los últimos tres años por organismos oficiales españoles, demuestran que el maíz transgénico MON810 no es más productivo que las variedades equivalentes convencionales (2).
España debe apostar decididamente por soluciones respetuosas con el medio ambiente y con la salud pública, que no provoquen el rechazo de la ciudadanía ni de los mercados en general y que sean un valor distintivo de los productos españoles. España es la mayor potencia de la UE en materia de agricultura ecológica (3) y el principal productor y exportador de miel (4).
Por ello, la reciente sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (5), que prohibe la presencia de polen proveniente de plantas transgénicas en la miel y en complementos alimenticios, pone a España en el punto de mira y ya está provocando graves consecuencias para el sector apícola español, con el rechazo de los principales países importadores de la UE, como Francia y Alemania.
La superficie de maíz transgénico cultivado en España es suficiente para poner en jaque sectores fundamentales para el equilibrio de los ecosistemas, para la generación de empleo verde y para la puesta en el mercado de productos de calidad como son la agricultura ecológica y la apicultura. Para Greenpeace y Plataforma Rural prohibir los cultivos transgénicos es la única y definitiva solución a estos problemas.
fuente: http://www.aviva.com.uy/
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