¿Es posible que por ignorancia
millones de personas estén sacrificando su salud a cambio de la
comodidad de hornos microondas? ¿Por qué la Unión Soviética prohibió el
uso del horno microondas en 1976? ¿Quién inventó el microondas y por
qué? Las respuestas a estas preguntas podrían sorprenderte hasta el
punto de tirar el tuyo a la basura.
Más del 90% de los hogares
norteamericanos tienen horno microondas que se utilizan para preparar
las comidas. Debido a el microondas es tan cómodo y ahorra energía en
comparación con los hornos convencionales, son muy pocos los hogares o
restaurantes que no lo usan. En general, la gente piensa que sea lo que
sea que un microondas haga para cocinar los alimentos, no tiene efectos
negativos ni sobre la comida ni sobre los que la comen.
Resulta obvio que si el microondas fuera
nocivo de verdad, las autoridades nunca permitirían que se vendieran en
el mercado. ¿No es así? ¿Permitirían su venta? Con independencia de lo
que ‘oficialmente’ se haya dicho en relación a los microondas, nosotros
(los autores de este artículo) en particular hemos dejado de utilizarlos
basándonos en las investigaciones referidas en este artículo.
El propósito de este informe es dar
prueba, demostrar que cocinar con microondas no es natural ni sano y que
es mucho más peligroso para el cuerpo humano de lo que nadie podría
imaginar.
No obstante, los fabricantes de
microondas, los políticos de Washington y la naturaleza humana elemental
están suprimiendo los hechos y las evidencias. Debido a esto, la gente
sigue cocinando con microondas – bendita ignorancia – sin conocer los
efectos y el peligro de lo que hacen.
¿Cómo funciona un microondas?
Las microondas son una forma de energía
electromagnética, similares a las ondas de luz o de radio y que ocupan
una parte del espectro electromagnético de la energía. En nuestra era
tecnológica moderna, las microondas se usan para emitir señales
telefónicas de larga distancia, programas de televisión e información de
ordenadores a través de la Tierra o a un satélite en el espacio. Sin
embargo, a la mayoría, las microondas no son más familiares como fuente
de energía para cocinar alimentos.
Cada horno microondas contiene un
magnetrón, es decir un tubo en el cual los electrones son afectados por
campos eléctricos y magnéticos de tal forma que produce radiación de
microondas de alrededor de 2450 megahercios (MHz) o 2.45 Gigahercios
(GHz). Esta radiación de microondas interactúa con las moléculas del
alimento.
Toda energía de onda cambia la polaridad
de positivo a negativo con cada ciclo de la onda. En los microondas
estos cambios de polaridad tienen lugar millones de veces cada segundo.
Las moléculas de los alimentos -especialmente las moleculas del agua-
tienen un polo positivo y negativo de la misma manera que un magneto
tiene una polaridad norte y otra polaridad sur.
En los modelos comerciales, el horno
tiene una potencia de entrada de alrededor de 1000 vatios de corriente
alterna. Cuando estas microondas generadas desde el magnetrón bombardean
los alimentos, hacen que las moléculas polares roten en la misma
frecuencia millones de veces por segundo.
Todo este agitado crea una fricción
molecular que calienta el alimento. Esta forma inusual de calentar
también causa daños sustanciales a las moléculas circundantes, muchas
veces rompiéndolas o deformándolas.
En comparación, las microondas del sol se
basan en principios de corriente directa por pulsos (DC) que no crea
calor por fricción; los hornos microondas usa corriente alterna (AC) y
por lo tanto crean calor por fricción.
Un horno microondas produce longitudes de
onda de energía puntiagudas, con todo el poder entrando en una sola
frecuencia estrecha del espectro de energía. La energía del sol opera en
una frecuencia amplia del espectro.
La longitud de onda determina el tipo de radiación, es decir, radio, rayos X, rayos ultravioletas, visibles, infrarrojos, etc.
La amplitud determina la extensión del movimiento medido desde el punto de inicio.
El ciclo determina la unidad de frecuencia, como por ejemplo, ciclos por segundo, hercios, Hz, o ciclos/segundo.
La frecuencia determina el número de sucesos dentro de un tiempo dado determinado (generalmente 1 segundo); el número de sucesos de un proceso recurrente por unidad de tiempo, es decir, el número de repeticiones de ciclos por segundo.
La radiación es igual a propagar energía con ondas electromagnéticas.
La amplitud determina la extensión del movimiento medido desde el punto de inicio.
El ciclo determina la unidad de frecuencia, como por ejemplo, ciclos por segundo, hercios, Hz, o ciclos/segundo.
La frecuencia determina el número de sucesos dentro de un tiempo dado determinado (generalmente 1 segundo); el número de sucesos de un proceso recurrente por unidad de tiempo, es decir, el número de repeticiones de ciclos por segundo.
La radiación es igual a propagar energía con ondas electromagnéticas.
Nos han dicho que cocinar [o
calentar]alimentos con microondas no es lo mismo que radiarlos
(tratarlos con radiación). Se supone que ambos procesos usan ondas de
energía completamente diferentes y con intensidad diferente.
Ningún estudio oficial del FDA (Food and
Drugs Administration) o del gobierno ha probado que el uso actual del
microondas es dañino, pero todos sabemos que la validez de los estudios
es -muchas veces de forma deliberada – muy limitada. Muchos de estos
estudios, con el tiempo, se demuestra que no son exactos. Como
consumidores, se nos presupone un cierto grado de sentido común a la
hora de hacer nuestras valoraciones.
Toma por ejemplo los huevos y como a
finales de los 60 se “probó” que eran perjudiciales para nuestra salud.
Esto trajo aparejado la creación de productos que imitaban al huevo y
grandes beneficios para los que los fabricaban, mientras las granjas
avícolas se iban a pique.
Ahora, ciertos estudios recientes
patrocinados por el gobierno están diciendo que, después de todo, los
huevos no son tan malos para el consumo humano. Así que ¿a quién debemos
creer y qué criterio debemos usar para decidir sobre asuntos que se
relacionan con nuestra salud?
Como actualmente se difunde -a propósito-
que los microondas no producen fugas en el medioambiente cuando se usan
adecuadamente y tienen el diseño aprobado, la decisión acerca de
usarlos o no para cocinar los alimentos, o incluso, la decisión de
comprarlos, queda en cada consumidor.
Los instintos maternos son correctos
Desde un punto de vista humorístico, con
el sexto sentido que toda madre tiene no se puede discutir. ¿Alguna vez
lo has intentado? Los niños nunca le podrán ganar la partida a la
intuición materna. Es como discutir con el brazo que apareció como por
arte de magia y te contuvo contra el respaldo del asiento cuando tu
madre pisó el freno del coche.
Muchos de nosotros venimos de una
generación en la que madres y abuelas que no confían en la cocina
moderna del ‘dentro fuera’ porque decían que no era adecuado para la
mayoría de los alimentos. Mi madre se negó incluso a cocinar algo en un
microondas. Tampoco le gustaba el sabor de una taza de café calentada en
un microondas. Tengo que darle la razón y no puedo discutir ni una cosa
ni la otra. Su propio sentido común y sus instintos le decían que
cocinar en microondas no podía ser natural ni podía hacer que los
alimentos tuvieran el sabor que se suponía debían tener.
A contra gusto, hasta mi madre sucumbió a
recalentar sobras de comida en un microondas debido a su agenda de
trabajo antes de retirarse.
Muchas otras piensan del mismo modo pero
se las considera una minoría anticuada de la época anterior a los años
1970 cuando los microondas inundaron el mercado por primera vez.
Como la mayoría de los adultos jóvenes de
esa época, cuando el horno microondas se hizo común, elegí ignorar la
sabiduría intuitiva de mi madre y me uní a la mayoría que creía que las
ventajas de cocinar con microondas eran demasiadas para creer que
pudiera tener algo perjudicial.
Apúntale un tanto a la percepción de mamá
porque aún sin conocer las razones científicas, técnicas o sanitarias
de por qué, sencillamente sabía que los microondas no podían ser buenos,
basada en cómo sabían los alimentos cuando se los cocinaba en ellos.
Tampoco le gustaba cómo cambiaba la textura de esos alimentos.
Los microondas no son seguras para la leche de los niños
Se han hecho públicas algunas
advertencias pero han pasado casi desapercibidas. Por ejemplo, “Young
Families” (Familias jóvenes), el Servicio de Extensión para Minessota de
la University of Minnesota, publicó lo siguiente en 1989:
“Aunque los microondas calientan los
alimentos rápidamente, no son recomendables para calentar los biberones.
Puede que el biberón parezca fresco al tacto pero el líquido en el
interior puede estar extremadamente caliente y quemar la garganta y boca
del bebé.
También, la formación de vapor en un
contenedor cerrado, como el biberón, podría hacerlo explotar. Calentar
el biberón en un microondas puede producir pequeños cambios en la leche.
En fórmulas infantiles, puede darse una pérdida de algunas vitaminas.
En el caso de que se trate de leche
materna, algunas propiedades protectoras podrían destruirse. Calentar el
biberón manteniéndolo bajo un chorro de agua caliente o en una ollita y
luego probar en la muñeca antes de alimentar al bebé puede que tome
algunos minutos más, pero es mucho más seguro”.
La Dra. Lita Lee de Hawaii publicó en Lancet, el 9 de diciembre de 1989:
“Dar microondas a fórmulas infantiles
convirtió algunos aminoácidos de forma ‘trans’ en sus isómeros
sintéticos de forma ‘cis’. Los isomeros sintéticos, sean aminoácidos de
forma ‘cis’ o de forma ‘trans’ no son biológicamente activos.
Más aún, uno de los aminoácidos, la
L-prolina, se convirtió en su isómero-d, que es conocido por ser
neurotóxico (tóxico para el sistema nervioso) y nefrotóxico (tóxico para
los riñones). Ya es suficientemente malo que muchos niños no sean
amamantados, encima ahora se les da leche falsa (fórmulas infatiles) que
se vuelve más tóxica al calentarla con microondas.”
La sangre calentada en microondas mata a un paciente
En 1991, hubo un juicio en Oklahoma
relacionado con uso hospitalario de un horno microondas para calentar la
sangre necesaria en una transfusión. El caso involucraba a una paciente
de cirugía de cadera, Norma Levitt, que murió por una simple
transfusión de sangre.
Parece que la enfermera calentó la sangre
en un microondas. Esta tragedia destaca que hay mucho más en calentar
con microondas que lo que nos han dado a creer. La sangre para las
transfusiones habitualmente se calienta, pero no en horno microondas. En
el caso de la Sra. Levitt, las microondas alteraron la sangre y eso la
mató.
Resulta obvio que esta forma de
calentamiento por radiación de microondas hace algo a las sustancias que
calienta. También es bastante evidente que las personas que procesan
comida en un microondas también están ingiriendo estos ‘algos
desconocidos’.
Debido a que el cuerpo es electroquímico
por naturaleza, cualquier fuerza que interrumpa o cambie los sucesos
electroquímicos humanos afectará la fisiología del cuerpo. Esto se
describe con más detalle en el libro de Robert O. Becker, “The Body
Electric” (La Eléctrica(1) del cuerpo), y en el libro de Ellen Sugarman,
“Warning, the Electricity Around You May Be Hazardous to Your Health”
(Cuidado: la electricidad que te rodea puede ser peligrosa para tu
salud).
Hechos y evidencias científicas
En el “Comparative Study of Food Prepared
Conventionally and in the Microwave Oven” (Estudio comparativo sobre
comida preparada de forma convencional y comida preparada en horno
microondas), publicado por Raum & Zelt en 1992, 3(2):43, se dice:
“Una hipótesis básica de la medicina
natural establece que la introducción en el cuerpo humano de moléculas y
energías, a las que no está acostumbrado es mucho más probable que
causen daño que beneficio.
La comida de microondas contiene tanto
moléculas como energías que no están presentes en la comida cocinada de
la forma que los humanos lo vienen haciendo desde el descubrimiento del
fuego. La energía de microondas del sol y otras estrellas se basa en
corriente directa (DC).
Las microondas producidas
artificialmente, incluyendo la de los hornos microondas, se producen por
corriente alterna y fuerzan un billón o más de cambios de polaridad por
segundo en cada molécula de alimento que golpean.
La producción de moléculas antinaturales
es inevitable. Los aminoácidos naturales, se ha observado, pasan por
cambios isoméricos (cambios en su forma morfológica) y también por
transformaciones hacia formas tóxicas bajo el impacto de las microondas
producidas en hornos.
Un estudio de corta duración encontró
cambios significativos y preocupantes en la sangre de individuos que
consumían vegetales y leche cocidos o calentados en microondas. Ocho
voluntarios tomaron varias combinaciones de los mismos alimentos
cocinados de formas diferentes.
Todos los alimentos que fueron procesados
usando microondas causaron cambios en la sangre de los voluntarios. Los
niveles de hemoglobina descendieron y los niveles generales de células
blancas y colesterol aumentaron. Los linfocitos disminuyeron.
Se emplearon bacterias luminosas (que
emiten luz) para detectar los cambios energéticos en la sangre. Se
encontraron aumentos significatvos en la luminosidad de estas bacterias
cuando se las expuso a suero sanguíneo extraído después de haber
consumido alimentos cocinados en microondas”.
El estudio clínico suizo
El Dr. Hans Ulrich Hertel, que en la
actualidad está jubilado, trabajó durante muchos años como científico de
alimentos con una de las principales empresas de alimentación suizas
que opera a nivel internacional. Hace algunos años, lo despidieron por
cuestionar algunos de los procesos de producción que desnaturalizaban
los alimentos.
En 1991, él y un profesor de Universidad
de Lausana publicaron un artículo de investigación en el que decían que
los alimentos cocidos en hornos microondas podían suponer un mayor
riesgo para la salud que aquellos cocinados con métodos convencionales.
También salió publicado un artículo en el
número 19 del “Journal Franz Web”, en el que se aseveraba que el
consumo de alimentos cocinados en hornos microondas tenía efectos
cancerígenos sobre la sangre. A continuación apareció el artículo de
investigación. En la portada de la revista había una foto de la
personificación de la muerte sosteniendo un horno microondas en una de
sus manos.
El Dr. Hertel fue el primer científico en
concebir y llevar a cabo un estudio clínico de calidad sobre los
efectos que los nutrientes expuestos a microondas tienen sobre la sangre
y la fisiología del cuerpo humano.
Su estudio, pequeño pero perfectamente
controlado, mostró el poder degenerativo producido en los hornos
microondas y en los alimentos procesados en los mismos. La conclusión
científica demostró que cocinar con microondas alteraba los nutrientes
en los alimentos y, que hubo cambios en la sangre de los participantes
que podían deteriorar el organismo humano.
El estudio científico de Hertel fue
llevado a cabo junto con el Dr. Bernard H. Blanc del Swiss Federal
Institute of Technology (Instituto Federal Suizo de Tecnología) y con la
University Institute for Biochemistry (Instituto Universitario de
Bioquímica).
Con intervalos de dos a cinco días, los
voluntarios del estudio tomaron una de las siguientes variaciones de
alimento con el estómago vacío: (1) leche fresca; (2) la misma leche
cocida con método convencional; (3) leche pasteurizada; (4) la misma
leche fresca cocida en horno microondas; (5) vegetales ecológicos
crudos; (6) los mismos vegetales, cocidos con método convencional; (7)
los mismos vegetales congelados, descongelados en horno microondas; y
(8) los mismos vegetales cocinados en horno microondas.
Una vez que se aisló a los voluntarios,
se les tomó muestras de sangre inmediatamente antes de comer. Después,
se les siguió tomando muestras de sangre a intervalos definidos después
de consumir la leche o los vegetales indicados en el párrafo anterior.
Se descubrieron cambios significativos en
las muestras de sangre de los intervalos siguientes a haber consumido
alimentos cocidos en horno microondas. Estos cambios incluían una
disminución en todos los valores de hemoglobina y colesterol,
especialmente la relación de los valores HDL (colesterol bueno) y LDL
(colesterol malo).
Los linfocitos (células blancas de la
sangre) mostraron una disminución a corto plazo más llamativa después de
haber consumido alimentos cocinados en microondas que después de haber
consumido cualquiera de las otras variantes. Cada uno de estos
indicadores señalaba degeneración.
Además, existía una relación altamente
significativa entre la cantidad de energía microonda en los alimentos de
prueba y el poder luminoso de las bacterias luminosas expuestas a la
sangre de las personas que consumieron dichos alimentos.
Esto llevó al Dr. Hertel a la conclusión
de que estas energías derivadas técnicamente podían, de hecho, pasar al
hombre inductivamente al comer alimentos cocidos con microondas.
Según el Dr. Hertel:
“… Los hematólogos se toman muy en serio
la leucocitosis, que no pueden explicar por desviaciones normales
diarias. Los leucocitos son en muchas ocasiones signos de efectos
patogénicos en el sistema orgánico, como por ejemplo envenenamiento y
daño celular.
El incremento de leucocitos con los
alimentos cocinados con microondas fue más pronunciado que con el resto
de variantes. Al parecer, estos incrementos fueron totalmente
ocasionados por consumir sustancias expuestas a la acción del
microondas.
Este proceso se fundamenta en principios
físicos que han sido ya confirmados en la literatura científica. El
aparente añadido de energía que mostraron las bacterias luminosas fue
simplemente una confirmación adicional.
La literatura científica sobre los
efectos dañinos de la radiación directa de microondas sobre sistemas
vivos es extensa. Por lo tanto, es sorprendente tomar conciencia del
poco esfuerzo que se ha puesto en reemplazar esta técnica perjudicial de
microondas con tecnología más acorde a nuestra naturaleza.
Las microondas producidas técnicamente se
basan en el principio de corriente alterna. Los átomos, moléculas y
células golpeadas por esta radiación electromagnética se ven forzadas a
invertir polaridad 1-100 billones de veces por segundo.
No hay átomos, moléculas o células de
ningún sistema orgánico capaces de soportar semejante poder destructivo y
violento durante un período largo de tiempo, ni siquiera a niveles de
energía del marco de los milivatios.
De todas las sustancias naturales -que
son polares- el oxígeno de las moléculas de agua son las que reaccionan
con más sensibilidad. Así es como se genera calor al cocinar en
microondas, por fricción violenta en moléculas de agua.
Las estructuras moleculares se separan,
las moléculas se deforman por acción de la fuerza, llamado isomerismo
estructural, y por lo tanto su calidad queda dañada. Al contrario que en
los métodos convencionales de cocción en los que el calor se transfiere
por convección de fuera a dentro.
La cocción por microondas empieza desde
dentro de las células y moléculas donde hay agua y allí la energía se
transforma en calor por fricción.
Además de los efectos del calor por
fricción violeta, a los que se llama efectos térmicos, también están los
efectos atérmicos que casi nunca se han tomado en cuenta. Estos efectos
atérmicos no son medibles de momento, pero también pueden deformar las
estructuras de las moléculas y tener consecuencias cualitativas.
Por ejemplo, el debilitamiento de las
membranas celulares por microondas se usan en el campo de la tecnología
de alteración genética. Debido a la fuerza involucrada, las células se
rompen, neutralizando de esta forma su potencial eléctrico, es decir la
propia vida de la célula, entre la parte externa y la interna de las
membranas de la misma.
Las células dañadas se vuelven presa
fácil de virus, hongos y otros microorganismos. Se suprimen los
mecanismos naturales de reparación y las células se ven forzadas a
adaptarse a un estado de emergencia de energía, cambian de respiración
aeróbica a respiración anaeróbica. En vez de producir agua y dióxido de
carbono, la célula se envenena y produce peróxido de hidrógeno y
monóxido de carbono.
Las mismas deformaciones violentas tienen
lugar en nuestro cuerpo cuando nos exponemos directamente a microondas o
a un radar, y también tienen lugar en las moléculas de los alimentos
cocinados en horno microondas.
La radiación provoca destrucción y
deformación de las moléculas de los alimentos. La cocción por microondas
también crea nuevos compuestos, llamados compuestos radiolíticos, que
son fusiones desconocidas que no se encuentran en la naturaleza. Los
compuestos radiolíticos se crean por descomposición (deterioro)
molecular resultado de la radiación directa.
Los fabricantes de hornos microondas
insisten en que los alimentos irradiados y cocinados en microondas no
tienen ningún incremento significativo en compuestos radiolíticos en
comparación con los alimentos cocinados, horneados o procesados por
métodos convencionales.
La evidencia clínica científica
presentada aquí demuestra que es sencillamente una mentira. En América,
ni las universidades ni el estado federal han llevado a cabo pruebas
sobre los efectos que tiene en nuestro cuerpo comer alimentos cocinados
en microondas. ¿No es un poco raro?
Les preocupan más los estudios sobre qué
ocurre si la puerta de un microondas no cierra bien. De nuevo, es el
sentido común lo que nos dice que en lo que deberían poner su atención
es en lo que sucede a los alimentos cocinados dentro del microondas.
Como la gente consume alimentos
alterados, ¿no resulta coherente preocuparse por como esas mismas
moléculas deterioradas van a afectar nuestra propia estructura celular?
Las acciones de la industria van dirigidas a ocultar la verdad
Tan pronto los doctores Hertel y Blanc
publicaron sus resultados, las autoridades reaccionaron. Una
organización comercial poderosa, la Asociación Suiza de Comerciantes y
Empresarios de Aparatos Eléctricos de Uso Doméstico, conocido como FEA,
golpeó rápidamente en 1992.
Forzaron al Presidente del Tribunal de
Seftigen, Cantón de Berna, a emitir una orden de silencio contra los
doctores Hertel y Blanc. En Marzo de 1993, el Dr Hertel fue condenado
por “interferir con el comercio” y se le prohibió publicar los
resultados de sus estudios. El Dr. Hertel se mantuvo en sus trece y le
plantó cara a esta prohibición durante años.
No hace mucho, esta decisión fue
revertida por una sentencia dictada en Estrasburgo, Austria, el 25 de
agosto de 1998. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos, sostuvo que la
decisión tomada en 1993, constituía una violación de los derechos del
Dr. Hertel.
El Tribunal Europeo de Derechos Humanos
también decidió que la orden de silencio librada por el Tribunal Suizo
en 1992 contra el Dr. Hertel, en la que se le prohibía declarar que los
hornos microondas eran peligrosos para la salud humana, era contraria al
derecho de libertad de expresión. Además, sentenció a Suiza a compensar
económicamente al Dr. Hertel.
Carcinógenos en los alimentos expuestos a microondas
En el libro de la Dra. Lita Lee, “Health
Effects of Microware Radiation-Microwave Ovens” (Efectos sobre la salud
de la radiación de microondas y los hornos microondas), así como en los
números de marzo y septiembre de 1991 de “Earthletter”, ella afirmó que
todo horno microondas suelta radiación electromagnética, daña el
alimento y convierte las sustancias cocinadas en él en productos tóxicos
orgánicos peligrosos y carcinógenos.
Subsiguientes investigaciones que se
resumen en este artículo revelan que los hornos microondas son mucho más
peligrosos de lo que a priori se creyó.
A continuación hacemos un resumen de unas
investigaciones rusas publicadas por el Atlantis Raising Educational
Center de Portland, Oregon.
- Se formaron carcinógenos virtualmente en todos los alimentos testados.
- Ningún alimento fue expuesto a más cocción por microonda que la necesaria para conseguir el propósito, es decir, cocinar, descongelar o calentar. Esto es un resumen de los resultados:
- Exponer a la acción del microondas carnes preparadas durante el tiempo necesario para asegurar un consumo adecuado provocó la formación de nitrosaminas, un conocido carcinógeno.
- Exponer a la acción del microondas leche y granos de cereales convirtió algunos de sus aminoácidos en carcinógenos.
- Descongelar fruta congelada convirtió su contenido de glucósidos y galactósidos en sustancias carcinógenas.
- Una exposición extremadamente breve de vegetales crudos, cocidos y congelados convirtió los alcaloides en carcinógenos.
- En plantas expuestas a la acción del microondas, especialmente vegetales raíz, se formaron radicales libres carcinógenos.
Disminución del valor nutricional
Los investigados rusos también informaron
de una marcada aceleración de la degradación estructural que lleva a
una disminución del valor alimenticio de entre 60 y 90% en todos los
alimentos testados. Entre los cambios observados se encuentra:
- Disminución de la biodisponibilidad del complejo de vitamina B, vitamica C, vitamina E, minerales esenciales y factores lipotrópicos en todos los alimentos testados.
- Distintas clases de daño en varias sustancias de las plantas, tales como alcaloides, glucósidos, galactósidos y nitrilósidos.
- Degradación de las nucleoproteínas en carnes.
Se descubre la Enfermedad del Microondas
Los investigadores rusos hicieron
investigaciones en miles de trabajadores que habían sido expuestos a
microondas durante el desarrollo del radar en los años 1950. Sus
investigaciones mostraron problemas de salud tan serios que los llevó a
establecer límites tan estrictos como 10 micro-vatios de exposición para
trabajadores y 1 micro-vatio para civiles.
En el libro de Robert O. Becker, “The
Body Electric” (La eléctrica(1) del cuerpo), él describe la
investigación llevada a cabo por los investigadores rusos acerca de los
efectos sobre la salud de la radiación de microondas, que ellos
denominan “enfermedad del microondas”. En la página 314 de su libro,
Becker dice:
“… Sus primeros signos (de la “enfermedad
del microondas”) son presión baja y pulso lento. Las manifestaciones
siguientes, mucho más conocidas, son excitación crónica del sistema
nervioso simpático (síndrome de estrés) y presión alta.
Esta fase también incluye dolor de
cabeza, mareos, dolor de ojos, insomnio, irritabilidad, ansiedad, dolor
de estómago, tensión nerviosa, incapacidad de concentrarse, pérdida de
cabello, más una creciente incidencia de apendicitis, cataratas,
problemas reproductivos y cáncer.
A los síntomas crónicos, suceden crisis
de agotamiento adrenal y enfermedad de corazón isquémico (bloqueo de
arterias coronarias y ataques al corazón)…”
Según la Dra. Lee, los cambios se
observan en la química de la sangre y en el índice de ciertas
enfermedades entre los consumidores de alimentos expuestos a microondas.
Los síntomas mencionados pueden fácilmente ser causados por las
observaciones que se relacionan más abajo. A continuación hay un ejemplo
de esos cambios:
- Se observaron desórdenes linfáticos, que conducen a una disminución de la capacidad de prevenir determinado tipo de cánceres.
- Se observó un incremento en el índice de formación de células cancerígenas en la sangre.
- Se observó un aumento en el índice de cánceres de estómago y de intestino.
- Se observaron índices más altos de desórdenes digestivos y un deterioro gradual de los sistemas de eliminación.
Conclusiones de las investigaciones sobre microondas
Estas fueron las investigaciones alemanas y rusas más significativas en relación a los efectos biológicos de las microondas:
El estudio inicial fue llevado a cabo por
los alemanes durante la campaña militar de Barbarossa, en la
Humbolt-Universitat de Berlín (1942-1943).
Desde 1957 a la actualidad (hasta el
final de la guerra fría), las investigaciones rusas se llevaron a cabo
en el Instituto de Radio Tecnología de Kinsk, en la Región Autónoma de
Bielorusia y en el Instituto de Radio Tecnología en Rajasthan, en la
Región Autónoma Rossiskaja, ambas en la antigua URSS.
En la mayoría de los casos, los alimentos
usados para los análisis de investigación fueron expuestos a
propagación de microondas a un potencial energético de 100
kilovatios/cm3/segundo, hasta el punto considerado aceptable para
consumo humano normal. Los efectos observados por los investigadores
alemanes y rusos se presentan en tres categorías:
Categoría I, Efectos que producen cáncer.
Categoría II, Destrucción de los nutrientes de los alimentos.
Categoría III, Efectos biológicos de la exposición.
Categoría II, Destrucción de los nutrientes de los alimentos.
Categoría III, Efectos biológicos de la exposición.
Categoría I
Efectos que producen cáncer.
(Los primeros dos apartados de la
Categoría I no son legibles en nuestra copia del informe. El resto de
apartados del informe están intactos)
3. Creación de un efecto vinculante a la
radioactividad en la atmósfera causando por lo tanto un marcado aumento
en la cantidad de saturación de partículas alfa y beta de los alimentos;
4. Creación de agentes productores de cáncer dentro de los compuestos(*) de proteína hidrolizada en leche y granos de cereales (*)=se trata de proteínas naturales que se dividen en fragmentos antinaturales por la adición de agua.
5. Alteración de sustancias elementales de los alimentos, que causan desórdenes en el sistema digestivo debido a un catabolismo(*) inestable de los alimentos expuestos a microondas. (*)Proceso metabólico de desintegración.
6. Debido a alteraciones químicas en los componentes del alimento, se observó mal funcionamiento dentro del sistema linfático, causa de una degeneración de la capacidad inmune del cuerpo respecto de determinadas formas de neoplasias (crecimientos anormales de tejido).
7. El consumo de alimentos expuestos a microondas causó un incremento en el porcentaje de células cancerosas dentro del suero sanguíneo (células tumorales tales como sarcoma).
8. Las emisiones de microondas causó alteración en el comportamiento catabólico (proceso metabólico de desintegración) de glucósidos y galactósidos en frutas congeladas cuando se las descongeló de esta manera.
9. La emisión de microondas causó alteración del comportamiento catabólico de los alcaloides de plantas cuando vegetales crudos, cocidos o congelados fueron expuestos a microondas aunque la exposición fuera mínima en duración.
10. Se formaron radicales libres causantes de cáncer dentro de determinadas formaciones moleculares de minerales traza en algunas sustancias de la planta, especialmente vegetales-raíz crudos.
11. En un porcentaje estadísticamente alto de personas, los alimentos expuestos a microondas causaron crecimientos cancerígenos en estómago e intestino, así como una degeneración generalizada de los tejidos celulares periféricos, con una destrucción gradual de la función de los sistemas digestivo y de excreción.
4. Creación de agentes productores de cáncer dentro de los compuestos(*) de proteína hidrolizada en leche y granos de cereales (*)=se trata de proteínas naturales que se dividen en fragmentos antinaturales por la adición de agua.
5. Alteración de sustancias elementales de los alimentos, que causan desórdenes en el sistema digestivo debido a un catabolismo(*) inestable de los alimentos expuestos a microondas. (*)Proceso metabólico de desintegración.
6. Debido a alteraciones químicas en los componentes del alimento, se observó mal funcionamiento dentro del sistema linfático, causa de una degeneración de la capacidad inmune del cuerpo respecto de determinadas formas de neoplasias (crecimientos anormales de tejido).
7. El consumo de alimentos expuestos a microondas causó un incremento en el porcentaje de células cancerosas dentro del suero sanguíneo (células tumorales tales como sarcoma).
8. Las emisiones de microondas causó alteración en el comportamiento catabólico (proceso metabólico de desintegración) de glucósidos y galactósidos en frutas congeladas cuando se las descongeló de esta manera.
9. La emisión de microondas causó alteración del comportamiento catabólico de los alcaloides de plantas cuando vegetales crudos, cocidos o congelados fueron expuestos a microondas aunque la exposición fuera mínima en duración.
10. Se formaron radicales libres causantes de cáncer dentro de determinadas formaciones moleculares de minerales traza en algunas sustancias de la planta, especialmente vegetales-raíz crudos.
11. En un porcentaje estadísticamente alto de personas, los alimentos expuestos a microondas causaron crecimientos cancerígenos en estómago e intestino, así como una degeneración generalizada de los tejidos celulares periféricos, con una destrucción gradual de la función de los sistemas digestivo y de excreción.
Categoría II
Destrucción de los nutrientes de los alimentos.
La exposición a las microondas provocó
disminuciones significativas en el valor nutritivo de todos los
alimentos investigados. Los siguientes son los hallazgos más
importantes:
1. Una disminución en la
biodisponibilidad (capacidad del cuerpo de utilizar el nutriente) de
vitaminas del complejo B, vitamina C, vitamina E, minerales esenciales y
lipotrópicos en todos los alimentos.
2. Una pérdida entre el 60 y el 90% del contenido de energía vital de todos los alimentos testados.
3. Una reducción en el comportamiento metabólico y capacidad de integración de alcaloides, glucósidos, galactósidos y nitrilósidos.
4. Destrucción del valor nutritivo de las nucleoproteínas en las carnes.
5. Una marcada aceleración de la desintegración estructural en todos los alimentos.
2. Una pérdida entre el 60 y el 90% del contenido de energía vital de todos los alimentos testados.
3. Una reducción en el comportamiento metabólico y capacidad de integración de alcaloides, glucósidos, galactósidos y nitrilósidos.
4. Destrucción del valor nutritivo de las nucleoproteínas en las carnes.
5. Una marcada aceleración de la desintegración estructural en todos los alimentos.
Categoría III
Efectos biológicos de la exposición.
La exposición a la emisión de microondas
también tuvo un efecto negativo impredecible sobre el bienestar
biológico general de los seres humanos.
Esto no se descubrió hasta que los rusos
experimentaron con equipos muy sofisticados y hallaron que ni siquiera
hacía falta que una persona ingiriera los alimentos expuestos a
microondas: simplemente la exposición a su campo energético era
suficiente para causar tales efectos secundarios. En 1976 se prohibió
por ley el uso de tales aparatos de microondas en la URSS.
Estos son los efectos secundarios enumerados:
1. Una desintegración del campo de
energía vital humana en aquellos que fueron expuestos a hornos
microondas durante la investigación, con efectos secundarios sobre el
campo energético humano de creciente y más larga duración.
2. Una degeneración de los paralelos de voltaje celular durante el proceso de utilización del aparato, especialmente en sangre y zonas linfáticas.
3. Una degeneración y desestabilización energética en la utilización del alimento dentro de los procesos metabólicos humanos.
4. Una degeneración y desestabilización de la capacidad de la membrana celular interna durante la transferencia de procesos catabólicos al suero sanguíneo desde el sistema digestivo.
5. Degeneración e interrupciones de los impulsos eléctricos nerviosos dentro del cerebro (la porción frontal del cerebro donde reside el pensamiento).
6. Degeneración y destrucción de circuitos nerviosos eléctricos y pérdida de la simetría del campo energético en los plexos nerviosos tanto en la parte anterior como posterior de los sistemas nervioso central y autónomo.
7. Pérdida de equilibrio y circulación de las fuerzas bioeléctricas dentro del sistema de activación reticular ascendente (el sistema que controla la función de conciencia).
8. Una pérdida acumulativa a largo plazo de energía vital en humanos, animales y plantas localizadas dentro de un radio de 500 metros del equipo operativo.
9. Efectos residuales de larga duración [es decir, permanentes] de “depósitos” de magnetismo se localizaron a lo largo de todo el sistema nervioso y linfático.
10. Desestabilización e interrupción de la producción de hormonas y del mantenimiento del equilibrio hormonal en sujetos femeninos y masculinos.
11. Niveles marcadamente más elevados de alteración de ondas cerebrales en los patrones de señal de onda alfa, theta y delta en personas expuestas a campos de emisión de microondas.
12. Debido a esta alteración de las ondas cerebrales, se detectaron efectos fisiológicos negativos, incluyendo pérdida de memoria, pérdida de la capacidad de concentración, supresión del umbral emocional; enlentecimiento de los procesos intelectuales y episodios de sueño interrumpido en un porcentaje estadísticamente mayor de individuos expuestos de manera continuada a los efectos de campos de emisión de aparatos de microondas, tanto si se trata de aparatos para cocinar o de estaciones de transmisión.
2. Una degeneración de los paralelos de voltaje celular durante el proceso de utilización del aparato, especialmente en sangre y zonas linfáticas.
3. Una degeneración y desestabilización energética en la utilización del alimento dentro de los procesos metabólicos humanos.
4. Una degeneración y desestabilización de la capacidad de la membrana celular interna durante la transferencia de procesos catabólicos al suero sanguíneo desde el sistema digestivo.
5. Degeneración e interrupciones de los impulsos eléctricos nerviosos dentro del cerebro (la porción frontal del cerebro donde reside el pensamiento).
6. Degeneración y destrucción de circuitos nerviosos eléctricos y pérdida de la simetría del campo energético en los plexos nerviosos tanto en la parte anterior como posterior de los sistemas nervioso central y autónomo.
7. Pérdida de equilibrio y circulación de las fuerzas bioeléctricas dentro del sistema de activación reticular ascendente (el sistema que controla la función de conciencia).
8. Una pérdida acumulativa a largo plazo de energía vital en humanos, animales y plantas localizadas dentro de un radio de 500 metros del equipo operativo.
9. Efectos residuales de larga duración [es decir, permanentes] de “depósitos” de magnetismo se localizaron a lo largo de todo el sistema nervioso y linfático.
10. Desestabilización e interrupción de la producción de hormonas y del mantenimiento del equilibrio hormonal en sujetos femeninos y masculinos.
11. Niveles marcadamente más elevados de alteración de ondas cerebrales en los patrones de señal de onda alfa, theta y delta en personas expuestas a campos de emisión de microondas.
12. Debido a esta alteración de las ondas cerebrales, se detectaron efectos fisiológicos negativos, incluyendo pérdida de memoria, pérdida de la capacidad de concentración, supresión del umbral emocional; enlentecimiento de los procesos intelectuales y episodios de sueño interrumpido en un porcentaje estadísticamente mayor de individuos expuestos de manera continuada a los efectos de campos de emisión de aparatos de microondas, tanto si se trata de aparatos para cocinar o de estaciones de transmisión.
Conclusiones de la investigación forense
De las veintiocho indicaciones enumeradas
más arriba, se desprende que el uso de aparatos de microondas es
definitivamente no recomendable y con la decisión del gobierno soviético
en 1976, la opinión científica actual en muchos países en lo relativo
al uso de tales aparatos queda claramente en evidencia.
Debido al problema de los residuos
magnéticos aleatorios y su condición vinculante dentro de los sistemas
biológicos del cuerpo (Categoría III:9), que en última instancia pueden
afectar los sistemas neurológico, principalmente el cerebro y los plexos
nerviosos, puede producirse una despolarización a largo plazo de los
circuitos neuroeléctricos de los tejidos.
Debido a que estos efectos pueden causar
virtualmente daño irreversible a la integridad neuroeléctrica de los
distintos componentes del sistema nervioso (I.R. Luria, Novosibirsk
1975a), la ingestión de alimentos expuestos a microondas está claramente
contraindicada en todos los aspectos.
Su efecto magnético residual pueden
volver a los componentes receptores psico-neuronales del cerebro más
susceptibles a influencia psicológica por medio de campos de frecuencia
de microonda inducida artificialmente desde estaciones de transmisión y
redes de emisión de TV.
Investigaciones neuro-psicológicas
soviéticas realizadas en Uralyera y Novosibirsk (Luria y Perov, 1974a,
1975c, 1976a) sugieren la posibilidad teórica de una influencia
psico-telemétrica (es decir la capacidad de afectar el comportamiento
humano mediante señales de radio transmitidas a frecuencias
controladas), que puede causar un campo de energía psicológica
subliminal involuntaria en consonancia con aparatos de microondas en
funcionamiento.
Documento de investigación forense
Preparado por William P. Kopp
A.R.E.C. Research Operations
T061-7R10/10-77F05
Prioridad: Clase I R001a
Preparado por William P. Kopp
A.R.E.C. Research Operations
T061-7R10/10-77F05
Prioridad: Clase I R001a
Diez razones para tirar tu horno microondas
Las conclusiones de los estudios
científicos clínicos suizos, rusos y alemanes, no nos permiten seguir
ignorando el horno microondas que está en nuestra cocina. Basados en
esta investigación, concluiremos este artículo con lo siguiente:
1. El consumo continuado de alimentos
procesados en horno microondas causa daño cerebral permanente a traves
de poner en cortocircuito los impulsos eléctricos en el cerebro
(despolarizando y desmagnetizando el tejido cerebral).
2. El cuerpo humano no puede metabolizar los productos desconocidos que se crean en los alimentos expuestos a microondas.
3. El consumo continuado de alimentos procesados en horno microondas detiene y/o altera la producción de hormonas femeninas y masculinas.
4. Los efectos de los nuevos productos formados en alimentos expuestos a microondas son permanentes en el cuerpo humano.
5. Se reducen o alteran los minerales, vitaminas y nutrientes de todos los alimentos procesados en microondas de forma que el cuerpo humano se queda con poco o nada, o absorbe compuestos alterados que no pueden asimilarse.
6. Los minerales de los vegetales, cuando se los cocina en horno microondas, se convierten en radicales libres cancerígenos.
7. Los alimentos procesados en microondas causan crecimientos cancerosos en el estómago y los intestinos. Esto puede explicar el rápido incremento en la tasa de cáncer de colon en América.
8. El consumo prolongado de alimentos procesados en microondas causa un aumento de células cancerosas en la sangre humana.
9. El consumo continuado de alimentos procesados en microondas causa deficiencias en el sistema inmune a través de alteraciones en la glándula linfática y suero sanguíneo.
10. El consumo de alimentos procesados en microondas provoca pérdida de memoria, de concentración, inestabilidad emocional y reducción de la inteligencia.
2. El cuerpo humano no puede metabolizar los productos desconocidos que se crean en los alimentos expuestos a microondas.
3. El consumo continuado de alimentos procesados en horno microondas detiene y/o altera la producción de hormonas femeninas y masculinas.
4. Los efectos de los nuevos productos formados en alimentos expuestos a microondas son permanentes en el cuerpo humano.
5. Se reducen o alteran los minerales, vitaminas y nutrientes de todos los alimentos procesados en microondas de forma que el cuerpo humano se queda con poco o nada, o absorbe compuestos alterados que no pueden asimilarse.
6. Los minerales de los vegetales, cuando se los cocina en horno microondas, se convierten en radicales libres cancerígenos.
7. Los alimentos procesados en microondas causan crecimientos cancerosos en el estómago y los intestinos. Esto puede explicar el rápido incremento en la tasa de cáncer de colon en América.
8. El consumo prolongado de alimentos procesados en microondas causa un aumento de células cancerosas en la sangre humana.
9. El consumo continuado de alimentos procesados en microondas causa deficiencias en el sistema inmune a través de alteraciones en la glándula linfática y suero sanguíneo.
10. El consumo de alimentos procesados en microondas provoca pérdida de memoria, de concentración, inestabilidad emocional y reducción de la inteligencia.
¿Ya has tirado tu microondas?
Después que lo hayas hecho, puedes usar un horno eléctrico en su lugar. Va bien en la mayoría de los casos y es casi tan rápido.
La utilización de transmisiones de
microondas artificiales para control psicológico subliminal, o “lavado
de cerebro”, como se lo conoce mejor, también ha sido probada. Estamos
intentando conseguir copias de los documentos de investigación rusos y
de los resultados de los doctores Luria y Perov, detallando sus
experimentos clínicos en ese campo.
Traducción: Mónica P. VazquezFuentes: ecclesia.org - http://elnuevodespertar.wordpress.com
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