El perdón es la regla de oro a través de la cual llegamos a conectar con
nuestro ser. Es lo único que de verdad alivia y que de verdad sana.
Muchas enfermedades mortales tienen que ver con el resentimiento, con la
culpa. El perdón genera una sensación de absoluta libertad, porque nos
permite desprendernos de esos sentimientos. Todas las enfermedades del
aparato digestivo, tienen mucho que ver con la actitud de soltar, de
desprendernos de las cosas, y no lo sabemos hacer. La verdadera
posibilidad de redescubrirnos en términos de absoluta libertad, vienen a
través del perdón.
Perdonar es un verbo, indica acción. Pero el hombre siempre se ha
preguntado: ¿Cómo perdonar? Hay mucha gente que te dice: “Yo ya
perdoné”, pero se encuentra con la persona perdonada o se enfrenta de
nuevo a la misma situación y se eriza. No ha perdonado nada. El
sentimiento permanece ahí, te lo dice tu cuerpo, tu energía, el
recuerdo. He conocido a muchas personas que en un momento determinado de
su vida tuvieron mucho dinero, se asociaron con alguien que provocó su
ruina y que a continuación se pasaron veinte años lamentándolo.
¿Qué significa esto? Que prefirieron quedarse con el papel de
víctima impotente y arruinada y no con el de persona emprendedora con
potencial para hacer dinero que fueron antes de asociarse. Asumieron el
papel de víctimas, se arruinaron y a partir de entonces el mensaje que
transmiten es: “Te voy a demostrar el daño que me hiciste, y puedo
llegar hasta lo último en mi vida, hasta la muerte para castigarte”. Y
resulta que la otra persona está disfrutando con el dinero; es gente que
se daña a sí misma por el miedo a perdonar.
No se trata de la falsa noción de que perdón es presentarse de
rodillas ante la otra persona. Es común esa noción de que perdonar es
volver a meter en nuestra casa a la persona que a lo mejor nos sacó de
ella. Pero no es eso. Perdonar es liberarnos de ese pensamiento, de ese
recuerdo, y poner límites de una vez y decirle a esa persona: “Perfecto,
fue maravilloso conocerte, hoy comprendo lo que me enseñaste -aunque
uno no se lo diga así-, hoy comprendo la lección que me diste. Y ahora,
gracias, pero no te quiero más en mi vida”.
La idea real del perdón es llegar a sentir que nunca pasó, que
nunca te hicieron daño porque en realidad nadie tiene capacidad de
hacerte daño. Si alguien te hiere es porque has puesto tu poder en sus
manos, y ese alguien no sabe qué hacer con ese poder y te agrede. Una
enseñanza dice: “Nada real puede ser amenazado, nada irreal existe, en
eso consiste la paz de Dios”. Tu ser no puede sufrir ataques, y toda
defensa que hagas en tu vida va en contra de tu paz. La paz comienza,
como dice la misma enseñanza, cuando dejamos de querer tener la razón.
El perdón es una llave que cierra ciclos. Independientemente de
cómo actúes ante cualquier cosa, ante una institución o una persona,
siempre terminarás perdonándote a ti mismo, porque fueron tus
pensamientos los que crearon las energías hacia esa persona, institución
o cosa.
Que nos dicen los Guías: “El Amor se perfecciona en el perdón,
madura en la comprensión, vive en la tolerancia y se alimenta en la
compasión y caridad... No hay Amor sin misericordia, y ello nos lo esta
confirmando la esencia de esta Humanidad terrestre. Y de nada sirve solo
saberlo, hay que vivenciarlo... Sólo la experimentación permitirá el
acceso a lo esencial... Vivan y descubran el verdadero rostro del Amor
que existe potencialmente en ustedes y Él os llenará y colmará
haciéndoles sentir como un panal de miel inagotable, del cual todos
podrán extraer y siempre habrá más para dar y compartir... El Amor
verdadero no tiene por que agotarse, sino que tiende a reproducirse.
Cuanto más da, más tiene para dar... se retroalimenta.
Si vuestra vida se hace Amor, todo cuanto hagan estará marcado y
envuelto de dicha fuerza. Y no tengan temor a las consecuencias que trae
el Amor, porque con Él habrán incursionado en el verdadero propósito de
la existencia; y aunque se despierte una fuerza violenta contraria de
oposición, esto sólo logrará coronar de éxito vuestra experiencia de
amar...
Empiecen por amarse a ustedes mismos, lo cual es el principio
correcto para poder llegar al gran amor por la Humanidad. Y no dejen de
aprender por el Amor... Nunca terminarán de hacerlo, convirtiendo
vuestras existencias en una aventura eterna de descubrimientos
inimaginables...
Con Amor, Sampiac”.
fuente: http://quintahumanidad.blogspot.com/
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