En las sociedades humanas, muchos niegan lo que ven.
Ven que la televisión arruina a sus hijos y lo ignoran. Ven que la violencia y la “pérdida” se utilizan como “entretenimiento” y niegan la contradicción. Observan que el tabaco daña el cuerpo y pretenden que no es así. Ven a un padre que es borracho y abusivo y toda la familia lo niega y no permiten que nadie diga una palabra al respecto.
Observan que durante miles de años sus religiones no han logrado cambiar el comportamiento de las masas y también niegan esto. Ven con claridad que sus gobiernos hacen más para oprimir que para ayudar y lo ignoran.
Ven un sistema de cuidado de la salud que en realidad es un sistema de cuidado de la enfermedad y gastan una décima parte de sus recursos en prevenir las enfermedades y nueve décimas partes en atenderlas y niegan que el motivo de la ganancia es lo que detiene cualquier progreso real para educar a la gente sobre como actuar, comer y vivir, de una manera que promueva la buena salud.
Ven que comer carne de animales que han sido sacrificados, después de haber sido obligados a alimentarse con comida que contiene sustancias químicas no es bueno para su salud y, sin embargo, niegan lo que ven.
Hacen más que eso. Tratan de demandar a los comentaristas de programas que se atreven a discutir el tema. Hay un libro maravilloso que explora todo este tema de la comida con una perspectiva exquisita. Se llama Diet for a New América, de Jhon Robbins.
La gente leerá ese libro y negará, negará, negará que tiene sentido. Ése es el punto. Gran parte de tu raza vive en la negación. Niegan no sólo las observaciones dolorosamente obvias de todos a su alrededor, sino también las observaciones de sus propios ojos. Niegan sus sentimientos personales y, finalmente, su propia verdad.
Si tu objetivo es vivir una vida de paz, alegría y amor, la violencia no da resultado. Esto ya se ha demostrado.
Si tu objetivo es vivir una vida de buena salud y gran longevidad, consumir carne muerta, fumar carcinógenos conocidos y beber gran cantidad de líquidos que manan a los nervios y dañan el cerebro, no da resultado. Esto ya se demostró.
Si tu objetivo es criar hijos libres de violencia e ira, colocarlos directamente frente a imágenes de violencia e ira durante años, no da resultado. Esto ya se demostró.
Si tu objetivo es cuidar la Tierra y aprovechar sus recursos, actuar como si esos recursos fueran ilimitados, no da resultado. Esto ya se demostró.
Si tu objetivo es descubrir y cultivar una relación con un Dios amoroso, para que la religión pueda hacer una diferencia en los asuntos de los seres humanos, entonces, enseñar sobre un Dios de castigo y retribución terrible, no da resultado. Esto también ya se demostró.
El motivo lo es todo. Los objetivos determinan los resultados. La vida procede de acuerdo con tu intención. Su verdadera intención se revela en tus acciones y tus acciones las determina tu verdadera intención. Al igual que todo en la vida (y la vida en sí), la vida es un círculo.
...del libro Conversaciones con Dios 3...
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