Siempre he escuchado que los animales no
tienen alma pero tengo animales en casa, especialmente gatos, y la
convivencia y el compartir tantas cosas con ellos me han llevado a dudar
rotundamente de esa creencia popular. Todo aquel que haya tenido la
hermosa experiencia de compartir su vida con un animal, sabrá de lo que
estoy hablando. Se trata de sus ojos, de su comportamiento, de sus
miradas, su carácter, su lealtad y su amor incondicional.
Cuentan, aquellos que realizan viajes
astrales, que en ese otro mundo paralelo al nuestro, se encuentran con
muchos animales. Existen innumerables experiencias con mascotas
fallecidas e incluso comentan que a nivel telepático puedes tener
pequeñas conversaciones, muy simples eso sí, con ellos. También es muy
frecuente encontrar a los animales domésticos vivos, especialmente
gatos, en ese plano. Para los animales, el desdoblamiento astral es algo
sencillo, en cambio, los seres humanos hemos perdido la habilidad de
hacerlo de forma consciente y debemos aprender como si fuésemos niños
chicos.
Algo que también se escucha es que los
animales poseen un alma grupal o colectiva porque aún no han
evolucionado como seres individuales o son incapaces de hacerlo. Pero
hay muchos testimonios de personas que realizan viajes astrales que
hablan de la existencia de animales con conciencia individual. Aunque
existe una diferencia entre unas especies animales y otras: animales
como insectos, anfibios y otros, poseen un alma colectiva mientras que
los animales que viven en contacto con seres humanos como gatos, perros o
caballos tienen un alma individual.
Todos los testimonios coinciden: los
animales que conviven con nosotros y que tanta sensibilidad y amor nos
dan en vida, son mucho más inteligentes en esa otra realidad astral y
parece que responden a las necesidades humanas. Cada noche los seres
humanos hacemos un viaje astral inconsciente pues una de las finalidades
del sueño humano es “recargarnos” de energía universal. Los gatos
muchas veces nos acompañan y protegen nuestro cuerpo en el viaje astral,
vigilan nuestra evolución, y son grandes transmutadores de energía. No
es casualidad que los egipcios embalsamasen a sus gatos, sabían de su
poder.
Tampoco es casualidad ver como algunos
animales domésticos comienzan a seguir con la mirada fija un punto
invisible en el techo o la pared. Ellos poseen visión astral, por eso
nosotros no podemos ver lo que ellos ven. Incluso cuentan que cuando
viajas por ese misterioso plano de existencia, los animales te detectan,
ladrando o maullando a tu paso.
El hecho de que algunos animales tengan
una proyección de su existencia, en el caso de los animales “vivos” y
que haya una supervivencia en el caso de los animales “fallecidos”,
demuestra la presencia de una conciencia que trasciende esta realidad
física. El hecho determinante de que los animales ayuden a las personas y
que incluso, en casos extremos, hayan dado su vida por ayudarnos o
salvarnos, demuestra que tienen un libre albedrío, que deciden ayudarnos
y no quedarse inmóviles. Ese acto de generosidad solo puede provenir de
un espíritu evolucionado, de un alma, de una forma de conciencia que,
como dice Antonio Moraga, uno de los mayores expertos en el viaje astral
en este país, “los animales también tienen espíritus guías que poseen
caracteres nada inferiores al mejor de los hombres”.
Viendo la realidad de un modo más
amplio, es decir, abriendo nuestra mente a esas maravillosas
experiencias que nos cuentan algunas personas, entendemos las cosas de
forma diferente, de una forma más humilde y respetuosa hacia los
sentimientos de esos seres increíbles mal llamados animales.
visto en: http://www.mundodesconocido.es/
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